Por Stefania Vargas
Censura, esa palabra es bastante común por estos tiempos donde el periodismo y la libre expresión de la opinión y de las ideas no es respetada, ni valorada y mucho menos compartida.
Está claro que muchos medios de comunicación tienen manuales de estilo, tienen políticas y todo aquello para proteger sus intereses, y otras cosas de las que no me quisiera enterar. Y es que las cosas son de una manera que no deberían ser, estamos tan acostumbrados a la misma basura de siempre, que ya son pocos los que nos atrevemos a responder a una falla, error, o descuido que puede llegar a tener un medio de comunicación, manifestando así nuestro descontento con alguno de sus trabajos "periodísticos" o contenidos.
No es de extrañarse que los medios locales se dejen contaminar de las atrocidades periodísticas que suceden en los medios nacionales, aunque no todos brindan la llamada noticia basura, muchos si van por esa linea, manipulando las agendas públicas, alterando los datos en las noticias y creando realidades procesadas totalmente aparte de lo que realmente sucede en el mundo.
Y es que la cosa es simple, es preguntar ¿dónde carajos está la agudeza del trabajo periodístico que se está realizando en la ciudad?, hablando de Ibagué específicamente. En este aspecto es muy importante tener en cuenta lo que dice Omar Rincón "El periodismo de hoy no tiene paciencia para descubrir la historia, paciencia para encontrar el modo más adecuado de narración". Sin lugar a duda en la ciudad está pasando aquello que muchos periodistas, verdaderos periodistas, temían y criticaban en los medios, sean impresos, radiales o televisivos.
Ahora la pregunta es la siguiente, cómo un "periodista" medianamente reconocido en la ciudad, quien en su libro "Algunas sombras" hace un análisis sobre el periodismo tolimense, y critica, no sé si constructivamente, algunos casos de periodistas que hicieron polémica en la ciudad por aquello del negocio y la censura, y cito al Nuevo Día ,"En síntesis [...] no deja "títere sin cabeza", pues con nombre propio se refiere a deslices que han tenido reconocidos periodistas ..." y aquí va la pregunta, cómo puede censurar a dos estudiantes que manifestaron una inconformidad con respecto a un articulo en su medio, con datos irregulares, pasando por la inmadurez, por que así lo creo, de borrar los comentarios que estos hicieron en su portal, para luego sostener una charla subida de tono, en un grupo de facebook donde están profesores y estudiantes de la Universidad "x", para luego borrar los comentarios, eliminar a los dos estudiantes y bloquearlos de su red social facebook.
Y entonces surgen más preguntas:
¿Ha tenido un desliz este periodista que ustedes ya pudieron deducir de quien se trata?
¿Es esa la posición de un verdadero periodista?
¿Acaso no es verdad lo que dice Omar Rincón acerca de aquello que "Los medios no pueden ser medios democráticos cuando no hay espacios para la participación" ?
Y es que el hecho de tener el espacio de participación, no garantiza que ella se haga efectiva. Además, y no solo lo considero yo sino grandes periodistas también, la regla de oro del periodista es confirmar la información recolectada, es acercase lo más posible a la verdad, y brindar la información no como un negocio sino como un servicio.
En esta simple columna de opinión, esta estudiante de Comunicación Social y Periodismo da cuenta no solo de un hecho que se presentó, sino del estado tan critico en el que se encuentra el periodismo en Ibagué. Cualquiera comete errores, lo fatal es la mala reacción que se genera cuando ese error es corregido por otros.
“Creo
que para ejercer el periodismo, ante todo, hay que ser un buen hombre, o una
buena mujer: buenos seres humanos. Las malas personas no pueden ser buenos
periodistas. Si se es una buena persona se puede intentar comprender a los
demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus dificultades, sus tragedias.
Y convertirse, inmediatamente, desde el primer momento, en parte de su destino.
Es una cualidad que en psicología se denomina «empatía». Mediante la empatía,
se puede comprender el carácter del propio interlocutor y compartir de forma
natural y sincera el destino y los problemas de los demás”( Kapuscinski ,2005, Los cínicos no sirven para este oficio)